Tras recibir un afeitado del barbero, era la peluquera la que llegó para darle un servicio especial a su cliente, aunque la que parece que acabó más contenta fue ella. Y es que la chica sintió mucha curiosidad por lo que tiene entre las piernas y al final, acabó sobre la silla del local abierta de piernas y gozando con el pedazo de rabo de su cliente mulato.