El dueño de la tienda de empeños vio como una enfermera latina muy sexy se acercaba al mostrador, para venderle sus baratijas. Ella quería sacar un buen dinero, pero no le parecieron de demasiado valor, así que buscaron otro tipo de acuerdo. Le daría lo que pide si, a cambio, se deja follar en la trastienda y al final, la muy golfa acabó aceptando el trato.