En lugar de quedar para estudiar, las dos universitarias prefirieron pasar el rato en la cama y junto a un compañero de facultad. Ambas golfillas parecían muy tímidas, pero se soltaron la melena como nunca, marcándose un trío con el chaval. Empezaron comiéndole la polla por turnos y luego el chico se tuvo que emplear a fondo, dándoles a ambas a cuatro patas y hasta llevarlas a correrse.