Se suponía que esta colegiala cachonda había invitado a su amigo mulato a casa para estudiar, pero lo cierto es que no era así. Y es que la jovencita solo podía pensar en su rabo y en cuanto se quedaron solos en el sofá, empezó a seducirle con esa faldita y su cuerpazo. El chico se dejó llevar y finalmente, montó sobre el pollón del negrito, desfogándose a gusto en un polvazo interracial que ambos disfrutaron.